Actualmente, como consecuencia de una vida acelerada, la falta de tiempo y la comodidad, cada vez más gente opta por consumir alimentos ultraprocesados. ¿Pero qué son exactamente y cómo afectan a nuestra salud?

Los alimentos que consumimos se pueden clasificar en función del procesamiento que han sufrido. 

- Grupo 1. Alimentos naturales o mínimamente procesados (alimentos troceados, molidos, tostados, congelados, etc…). Entre ellos destacamos los vegetales, la carne animal, el pescado, los huevos, el café o la leche.
- Grupo 2. Ingredientes culinarios, aquellos que se utilizan para cocinar pero que no se consumen solos. Es decir, la sal, el azúcar, la miel, aceites, mantequilla o vino. 
- Grupo 3. Alimentos procesados. Son aquellos que obtenemos a través de la mezcla de los alimentos del grupo 1 y 2. Por ejemplo el pan, las conservas de pescado, el queso curado, la fruta en almíbar, etc. 
Estos alimentos podrán ser más o menos saludables según el nivel de procesamiento (por ejemplo las conservas de pescado serán más saludables al natural que en aceite de oliva). 

- Grupo 4. Alimentos ultraprocesados. Son aquellos que han pasado por procesos industriales que se elaboran a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Los ultraprocesados son sometidos a procesos de prefritura, refinación, conservantes, edulcorantes, potenciadores del sabor y color, aditivos, etc. 

Aquí se encuentran las bebidas azucaradas y energéticas, alimentos precocinados, bollería, carnes procesadas, pizzas…

Según un estudio de Cambridge el 80% de los alimentos que encontramos en los supermercados son ultraprocesados. Como consecuencia, nos encontramos con un factor de riesgo para nuestra salud, puesto que estos alimentos favorecen la aparición de numerosas enfermedades crónicas y cardiovasculares.

Es necesario informar sobre el peligro y la problemática de consumir a menudo alimentos ultraprocesados. Así como crear una conciencia social que facilite cambiar el hábito de consumo de dichos alimentos por una dieta sana y equilibrada.

Una alimentación saludable para nuestro organismo se caracteriza por la variedad y presencia de alimentos frescos en nuestra dieta.